Zamora no se tomó en una hora
Llevábamos casi un año escuchando que nuestra
compañera, Mari Carmen Estevez quería presentarnos su visión sobre el arte
románico en su querida Zamora, pero su exposición no llegaba. No
entendíamos las razones de por qué no hacia como otras, por ejemplo como yo y
nos decía bla bla bla...: Esto es Zamora, esto es románico y esto no...
Zamora no se tomó en una hora porque, al
parecer, los zamoranos son así. Las cosas no se hacen aprisa y corriendo. Las
cosas o se hacen bien o no se hacen y con la presentación que nos hizo Carmen
Estevez de Zamora y su arte, de los orígenes históricos, de su pasado, su
presente e incluso de su futuro, invitándonos y animándonos a visitar esa
ciudad, con sus murallas, su río, sus cigüeñas y sobre todo su románico fue un
canto de amor a esa gran desconocida para muchas de nosotras que es Zamora.
(El grandioso cimborrio y las cigüeñas de Zamora)
Gracias a ella recordamos aquella geografía e
historia que aprendimos de pequeñas. Gracias a ella recordamos las
características diferenciales del arte románico: el arco de medio punto, el
cimborrio, el abside y la girola.
Mereció la pena la espera, aunque la única
perjudicada fue ella, ya que como "daño colateral" ahora se le
exigirá que nos deleite de nuevo con otros asuntos, como la Semana Santa en
Zamora o ya veremos que otros temas nos muestra. Gracias, Mari Carmen y hasta
la próxima.
(Zamora: la catedral, el rio Duero y sus molinos de rio)
Zamora de Doña Urraca,
Zamora del Cid mancebo,
Zamora del rey Don Sancho,
¡ay Bellido traicionero!
Zamora de torres de ojos,
Zamora del recio ensueño,
mi románica Zamora,
poso en Castilla del cielo
de las leyendas heroicas
del lejano romancero,
Zamora dormida en brazos
corrientes del padre Duero.
Miguel de Unamuno.
NOTA: La conocida frase “Zamora no se toma en una hora” está relacionada con el asedio de esta ciudad por parte del rey Sancho II de Castilla para arrebatársela a su hermana Doña Urraca, tras recibirla esta de su padre Fernando I, el cual a su vez se la conquistó a los moros.
Esta frase, pronunciada por la propia Doña Urraca viene a significar paciencia y prudencia a la hora de actuar, virtudes poco relacionadas con el rey Sancho asesinado por Bellido Dolfos.