Llega
Junio y acaba Mayo
Mayo acaba de terminar y
Junio nos va conduciendo hacia el soñado verano. Atrás van quedando los niños
de Primera Comunión, la recogida de las notas finales, los actos académicos de
graduación y el inicio de las comidas y cenas de despedida de todos los cursos
a los que hemos acudido este año.
Hoy me siento
a escribir porque tengo necesidad de ello. Noto que se deslizan como arena
entre los dedos situaciones, experiencias y sentimientos que se me escapan y
desconozco hacia donde van. Miro mis rosas que hasta ayer perfumaban toda mi
casa y veo caer sus pétalos ajados, abro los armarios para buscar la ropa de
verano y su imagen no me dice nada, no recuerdo si fui feliz el pasado año
vistiendo estas prendas, con quien estuve y adonde fui.
El tránsito de
todo me agobia y me aturde. Siento que antes de ahora los años tenían trecientos
sesenta y cinco días y los días veinticuatro horas, pero ahora no es así: Hay
recuerdos de hace tan solo un momento que no consigo acercar a mi memoria y
otros lejanos que me envuelven como una suave caricia y los vuelvo a recordar y
a vivir como si el tiempo volviera de nuevo a llevarme a aquellos lugares en
que fui feliz, rodeada de aquellas personas que tanto me amaron.
Llega Junio y acaba
Mayo. Termina mi Primavera, la de las flores de mi jardín, la de los niños
jugando hasta muy tarde con las bicis o jugando a la pelota o escondiéndose nerviosos
entre mi casa y la suya y eso me hace recordar aquellos tiempos lejanos en yo también
jugaba a esconderme y nerviosa deseaba y al mismo tiempo quería que no me
encontrara nadie y si nadie me buscaba me sentía aun peor, ya que nadie me
extrañaba.
Pasa el tiempo
y yo con él también paso. Quiero retener el tiempo, pero es mentira, no quiero.
Quiero que pase veloz, que no se detenga apenas. Quiero… No sé realmente que
quiero o quizás lo sé muy bien y no quiero lo que quiero.
Este sueño y esta paz es lo en verdad envidio.
Este sueño y esta paz es lo en verdad envidio.
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