domingo, 20 de diciembre de 2015

¡Feliz solsticio de invierno!

Estamos celebrando durante estos días el solsticio de invierno y lo celebramos con alegría, con luces, regalos y comidas. ¡Qué bien! Todos los años nos reunimos con familiares y amigos para festejar que el día ha vencido a la noche y que a partir de ahora los días irán creciendo y dispondremos de más horas de sol.
Desde la noche de los tiempos, los pueblos primitivos vivían sometidos a la climatología y el Dios Sol y la Diosa Luna dominaban sus vidas y por ello daban gran importancia a esta celebración.










No importa tanto que desde el año 221, Sexto Julio Africano deje escrito el testimonio de que el 25 de Diciembre es la fecha de nacimiento en Judea de Jesús de Nazaret y tampoco importa que en el Calendario litúrgico de 354 se incluya esta fecha, llamándola NAVIDAD en conmemoración de Cristo, el Hijo de Dios nacido en Belén.


En la actualidad, prácticamente todas las Iglesias cristianas históricas (Iglesia católica, Iglesia ortodoxa, Comunión anglicana, diversas Iglesias protestantes, etc.) otorgan a la solemnidad de la Natividad o Navidad una importancia tal que se la antecede de un tiempo de preparación, el Adviento, de la misma forma que la Cuaresma constituye el tiempo de preparación para la Pascua, pero todos estos datos son irrelevantes. Como diría el tango “veinte siglos no es nada” y es mucho más digno de ser celebrado el gran acontecimiento solar.




Todo lo vivido hasta el día de hoy no es  considerado apreciable. Lo grande, lo importante, lo digno de ser celebrado es EL SOLSTICIO DE INVIERNO y por eso estamos alegres y por eso nos reunimos y adornamos nuestras calles y casas con luces y bolas de colores y estrellas y arbolitos y Papá Noel viene con sus renos desde el Polo Norte a traernos muchos regalos a todos…

Siglo XXI: ¡Qué pena! Recorro calles, visito comercios, veo la televisión y leo la prensa y en todas partes descubro el esfuerzo que ha supuesto adornar las ciudades con motivos ¿NAVIDEÑOS? En los que no aparece NUNCA, NUNCA, NUNCA un Nacimiento, una estrella como la que guio a los Reyes Magos, unos pastores u ovejas… Esos motivos pueden herir la sensibilidad de aquellos que no creen y además ¿Quién ha dicho que Dios existe? ¿Quién piensa que un Dios se hizo hombre y quiso nacer pobre en un humilde portal? La Navidad no existe. Después de veinte siglos de historia, volvemos a celebrar el gran acontecimiento:

¡¡¡El solsticio de invierno!!!


P.D. Teclear Navidad en Google y contar el número de imágenes de LA NATIVIDAD  que encontráis.








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