¡Feliz solsticio de invierno!
Estamos celebrando durante estos
días el solsticio de invierno y lo celebramos con alegría, con luces, regalos y
comidas. ¡Qué bien! Todos los años nos reunimos con familiares y amigos para
festejar que el día ha vencido a la noche y que a partir de ahora los días irán
creciendo y dispondremos de más horas de sol.
Desde la noche de los tiempos,
los pueblos primitivos vivían sometidos a la climatología y el Dios Sol y la
Diosa Luna dominaban sus vidas y por ello daban gran importancia a esta
celebración.
No importa tanto que desde el año 221, Sexto Julio Africano deje escrito el
testimonio de que el 25 de Diciembre es la fecha de nacimiento en Judea de
Jesús de Nazaret y tampoco importa que en el Calendario litúrgico de 354 se
incluya esta fecha, llamándola NAVIDAD en conmemoración de Cristo, el Hijo de
Dios nacido en Belén.
En la actualidad, prácticamente todas las Iglesias cristianas
históricas (Iglesia católica, Iglesia ortodoxa, Comunión anglicana, diversas Iglesias
protestantes, etc.) otorgan a la solemnidad de la Natividad o Navidad una importancia tal que se la antecede de un tiempo
de preparación, el Adviento, de la misma forma
que la Cuaresma constituye el tiempo de preparación para la Pascua, pero
todos estos datos son irrelevantes. Como diría el tango “veinte siglos no es
nada” y es mucho más digno de ser celebrado el gran acontecimiento solar.
Todo lo vivido hasta el día de hoy no es considerado apreciable. Lo grande, lo
importante, lo digno de ser celebrado es EL SOLSTICIO DE INVIERNO y por eso
estamos alegres y por eso nos reunimos y adornamos nuestras calles y casas con
luces y bolas de colores y estrellas y arbolitos y Papá Noel viene con sus
renos desde el Polo Norte a traernos muchos regalos a todos…
Siglo XXI: ¡Qué pena! Recorro calles, visito comercios, veo
la televisión y leo la prensa y en todas partes descubro el esfuerzo que ha
supuesto adornar las ciudades con motivos ¿NAVIDEÑOS? En los que no aparece
NUNCA, NUNCA, NUNCA un Nacimiento, una estrella como la que guio a los Reyes
Magos, unos pastores u ovejas… Esos motivos pueden herir la sensibilidad de
aquellos que no creen y además ¿Quién ha dicho que Dios existe? ¿Quién piensa
que un Dios se hizo hombre y quiso nacer pobre en un humilde portal? La Navidad
no existe. Después de veinte siglos de historia, volvemos a celebrar el gran
acontecimiento:
¡¡¡El solsticio de invierno!!!
P.D. Teclear Navidad en Google y contar el número de imágenes de LA NATIVIDAD que encontráis.
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